Recordó el gran compromiso que tenemos frente al Instituto, en la aceptación y formación de las jóvenes que desean ser Hijas de María Auxiliadora.
Nos exhortó a crear un clima de confianza y responsabilidad personal, de testimonio en los valores salesianos y la necesidad de dar calidad a la formación humana, cristiana, salesiana y educativa de las jóvenes que serán las futuras FMA. Es aquí donde el carisma comienza a tener rostro. Nos recordó que nuestra misión es, la de ser colaboradoras de Dios. Recuerda, no deja de insistir en poner delante de todo proceso la guía del Espíritu Santo, para que el proceso de discernimiento de cada joven la lleve segura a descubrir la Voluntad de Dios en sus vidas.
En el encuentro con las directoras, agradeció también el haber aceptado con fe de ser las animadoras de las comunidades, recordando que es una de las misiones más importantes, porque es al interno de la comunidad, en el día a día, en lo cotidiano como se teje la vida, se expresa el carisma y se camina hacia la santidad.
Exhorta a todas a confiar siempre en Dios que las ha llamado primero y les ha confiado una tarea para la cual... las prepara cada día. Hace énfasis en valorar la gran responsabilidad que tienen en sus manos, en especial el mantener vivo el entusiasmo vocacional en cada hermana. Dice: "Cada hermana debe sentirse por ustedes especialmente amadas, valoradas, tomadas en cuenta. Cuando una hermana siente que no es importante para nadie... la vida viene a menos... y con ella va muriendo parte de la comunidad".
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